jueves, 11 de octubre de 2007

SE DICE DE NOSOTROS

EL DIA, 1° de Julio de 2007

Los "abuelos cuentacuentos" alegran a grandes y chicos
Van a la escuela, visitan hospitales y planean llevar sus relatos a una cárcel de mujeres
Como los abuelos que son, narran cuentos a los chicos. Y no solamente a sus nietos. Van a escuelas, visitan hospitales y ahora planean llevar sus relatos a una cárcel de mujeres detenidas que comparten la celda con sus niños pequeños. Son los "Abuelos y Abuelas Cuentacuentos". Jubilados, la mayoría dedicó su vida a la docencia. Amantes de la lectura desde la infancia y muy conocedores de la literatura clásica, saben infinidad de narraciones y han descubierto el gusto de transmitirlas más allá de la intimidad de su familia.Empezaron hace seis años como las Abuelas Cuentacuentos, siguiendo una iniciativa de la Biblioteca Euforión que comenzó a recorrer escuelas de los barrios de la periferia platense con su "Bibliomóvil" con la intención de fomentar la lectura en aquellos establecimientos que no tienen la posibilidad de acceder fácilmente a los libros. Las mujeres se entusiasmaron con la reacción y el entusiasmo de esos chicos que no eran sus nietos pero que se los recordaban con cada mirada o cada pregunta. Agregaron a la propuesta actividades culturales y recreativas, y los relatos fluyeron. Así se iniciaron. Hoy, sumado un hombre al grupo -que además de visitar colegios todas las semanas lleva sus cuentos a los chicos internados en el Hospital de Niños- son los Abuelos y Abuelas Cuentacuentos.Beba Santillán es una de las fundadoras de este equipo de cuenteros. Fue ella quien le propuso a quien era presidente de la entidad en ese momento acompañar al Bibliomóvil y añadir el relato de cuentos a la propuesta. "Lo que hacemos es promocionar la lectura, y nada mejor que los chicos para eso, porque se interesan mucho. Escuchan con atención, nos regalan dibujos. Esto es un ida y vuelta", comenta.Mirta Santoro participa de la iniciativa desde hace dos años. Conoció a la gente de Euforión unos meses antes, cuando los cuenteros visitaron la Escuela 108 de Ignacio Correas, donde ella era directora. "Vinieron con el Bibliomóvil y a narrar; también pintaron un mural que reflejaba el paisaje del lugar. Me gustó tanto lo que hacían que me dije a mí misma que cuando me jubilara me iba a sumar a la propuesta. Y acá estoy, narrando cada vez que se presenta la oportunidad", dice ya retirada de la docencia. Abuela de Sol (7) y Luz (5), descubrió que sus nietas están "fascinadas" con su nueva forma de relatar cuentos. "Antes les leía, y ahora hago gestos con las manos, gesticulo. Les gusta mucho más.El gran desafío de estos cuentistas es largarse a abandonar la lectura y narrar en forma oral, prescindiendo del texto escrito. "Todavía estoy en la primera etapa -confiesa el único abuelo del grupo, Hugo Petro-. Porque recién empiezo y hace falta un poco de experiencia para dejar de leer y ponerse a contar".En el grupo hay una abuela ciega, Mabel Cosentino. La mujer vive cada encuentro con los pibes "intensamente", según remarca con énfasis. Su ternura y la forma de relatar cada historia la convirtieron en una de las narradoras que a los nenes más les cuesta despedir cuando finaliza la función. "Yo no los veo, entonces tengo la necesidad de tocarlos y ellos vienen a mí", cuenta y se emociona.Con lo ganado de la experiencia de estos años, los narradores orales de la Biblioteca Euforión fueron un poco más lejos y se animaron con los adultos. En la sede de la entidad del barrio Mondongo concluyó recientemente un ciclo organizado por los Abuelos y Abuelas Cuentacuentos en el marco del 80° aniversario de la institución. Además de presentar su propia propuesta llevaron como invitados a cuenteros "profesionales", como ellos los definen para distinguirse de quienes se han especializado en ese arte. El salón destinado a los encuentros se colmó de gente de todas las edades que siguió con suma atención cada relato.Como un maratón de cuentos, el año pasado impulsaron un "narratón" en la plaza Islas Malvinas. El próximo proyecto es ese: salir a los espacios públicos de la Ciudad e invitar a la gente a que se acerque para relatar historias.

Los adultos, al igual que los chicos, escuchan atentamente el relato de los abuelos cuentacuentos en la biblioteca Euforión.

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